La censura censurada

Hace una semana atrás, el periodista de Canal 13, Mauricio Hofmann, decidió poner fin a su ventana de expresión, un colega de este sitio, dejando huérfanos a cientos de personas que a diario buscaban una visión objetiva de la realidad.
Pues bien, él nunca pensó en los ribetes que llegarían a tener sus palabras.
Y es que, más bien, sus palabras nunca fueron tan graves. Hofmann es mesurado, objetivo. Se censura solo. Sin embargo, a muchas personas les puede parecer una especie de tubo de escape.
Claro, Canal 13 por esencia es un medio conservador. Su ligación con la Iglesia Católica no le permite abordar temas "no valóricos", y si lo hace, impone una visión muchas veces alejada de la realidad. Quizás Mauricio necesitaba expresar sus opiniones.
Un castigo. Un mal momento. Eso fue lo que quiso evitar Mauricio Hofmann. Como hombre creíble de la televisión prefirió no ocasionar problemas. Sacrificó a sus cientos de lectores por los cuatro o cinco jefes que tiene.
Es válido. No debemos culparlo, está inmerso en un estilo de vida donde la censura es parte de la rutina. Y cuando ésta cambia, lo hace sólo para censurar más. Lástima por el periodismo y la libre expresión.
Con las cosas así, difícilmente construiremos una sociedad más limpia, donde puedan todos de verdad decir lo que piensan. Obviamente, sin faltar a los derechos del resto. No sólo hay que ser libre, sino también ético.