lunes, enero 02, 2006

La Inmaculada Infiel Que Terminó Siendo Víctima De Su Propio Engaño


Terminaron. Ese fue el titular principal en el corazón de Tomás a la mañana siguiente de la hecatombe que se armó, tras los lanzazos que le envió con furia a Marina la noche del terrible domingo en las cercanías de su casa.

Pareció que olvidaba que pocos metros más allá le había declarado sus intenciones de inventar junto a ella un cuento con final feliz. Pareció también que no recordaba que Marina fue quien lo sacó de una segura depresión a fines del octavo mes del año hace un tiempo atrás.

Lo cierto es que sí hubo cuento, pero depresión también. Que al final de todo nada haya sido feliz... fue culpa de los dos.

Tomás dice que Marina lo desaprovechó y jugó con él. Marina seguirá argumentando que ante todo Tomás siempre estuvo en su cabeza, y que sus ocultos jugueteos de mujer borracha no pasaron más allá de ser intentos por crecer como persona... y como amante.

Cuando pareció que Marina finalmente había crecido (sólo parecía), especialmente como amante, todo se invirtió. Fue Tomás quién empezó a jugar. De otra manera, claro. Y es que él sabía cómo amar. Marina no.

Lo que para Marina es traición a todas luces, es para Tomás una venganza tan dulce que parece atacarlo ahora como la diabetes al organismo.

Y no es arrepentimiento. Es respeto por la historia. Por una historia. Por ESA historia, que creció de la nada para morir cerca de los 800 amaneceres.

Y es que Tomás faltó al respeto. Pero Marina lo hizo antes.

En fin, en silencio, sólo saben que no habrá acuerdo. Sólo hubo amor.

Hans Lagos B.

2 Comments:

<$BlogCommentAuthor$> dijo...

<$BlogCommentBody$>

7:32 p. m.  
<$BlogCommentAuthor$> dijo...

<$BlogCommentBody$>

2:50 p. m.  

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