¿Para ser un chofer de primera, acelera, acelera?

Alguien ha escuchado alguna vez esta frase “Paren el mundo, que me quiero bajar”. Por favor parenlo ahora. Es una suplica a la “persona” que mueve este planeta. Y si no lo quiere parar, que por favor pise el freno. Todo va demasiado rápido para mí.
Los años pasan y pasan, y mi vida pasa y pasa y no puedo hacer que las cosas resulten. ¿Por qué? Porque si fuese por mi, todos viviríamos felices, un poco lento, pero felices al fin. El problema es que no somos ermitaños… no vivimos en la montaña y comemos bichos. NO. De vuelta a la realidad, vivimos en sociedad. Vivimos en el mundo de las comunicaciones. Tienes que ser sociable, tienes que tener amigos, tienes que tener pareja, tienes que ser buena onda, tienes que ser inteligente. Tienes y debes atenerte a ciertas reglas. Parámetros de conducta. Si haces algo que remotamente se salga de lo normal, te tildan de “raro” o “rebelde”. Pero eso siempre ha pasado, y siempre va a pasar. Al final ser raro es “cool” (broma).
Me devuelvo al “porque no puedo hacer que las cosas resulten”. Obvio. Porque no todo depende de mí. ¡Porque MI felicidad, no depende de Mi! ¿Quién fue tan egoísta para regalarle mi felicidad a otras personas?! Y esta es mi reacción: Es mía, solo mía, y yo puedo hacer lo que quiera con ella. Y pienso de nuevo: Yo también soy una maldita egoísta si creo que mi felicidad es mía ¿Porque no entregar un poco de mi felicidad? Y aquí es dónde se forma la cadena.
Claro, porque nadie pretende pasar por la vida sola y feliz. Al final pasas por la vida sola, pero sin compañía no eres feliz, creo yo. Por lo mismo el afán de vivir buscando y encontrando. Y siempre vivir a mil por hora. Yo no quiero vivir a mil por hora, quiero bajar la velocidad, no quiero que el mundo me obligue a pisar el acelerador, no lo quiero hacer.
Puedo estar muy mal, o bien. Todo depende de la forma en que lo vean. Por el momento hay en mi un grito de “auxilio” que dice: Paren el mundo que me quiero bajar! O que alguien me ayude a que todo vaya más lento.
Los años pasan y pasan, y mi vida pasa y pasa y no puedo hacer que las cosas resulten. ¿Por qué? Porque si fuese por mi, todos viviríamos felices, un poco lento, pero felices al fin. El problema es que no somos ermitaños… no vivimos en la montaña y comemos bichos. NO. De vuelta a la realidad, vivimos en sociedad. Vivimos en el mundo de las comunicaciones. Tienes que ser sociable, tienes que tener amigos, tienes que tener pareja, tienes que ser buena onda, tienes que ser inteligente. Tienes y debes atenerte a ciertas reglas. Parámetros de conducta. Si haces algo que remotamente se salga de lo normal, te tildan de “raro” o “rebelde”. Pero eso siempre ha pasado, y siempre va a pasar. Al final ser raro es “cool” (broma).
Me devuelvo al “porque no puedo hacer que las cosas resulten”. Obvio. Porque no todo depende de mí. ¡Porque MI felicidad, no depende de Mi! ¿Quién fue tan egoísta para regalarle mi felicidad a otras personas?! Y esta es mi reacción: Es mía, solo mía, y yo puedo hacer lo que quiera con ella. Y pienso de nuevo: Yo también soy una maldita egoísta si creo que mi felicidad es mía ¿Porque no entregar un poco de mi felicidad? Y aquí es dónde se forma la cadena.
Claro, porque nadie pretende pasar por la vida sola y feliz. Al final pasas por la vida sola, pero sin compañía no eres feliz, creo yo. Por lo mismo el afán de vivir buscando y encontrando. Y siempre vivir a mil por hora. Yo no quiero vivir a mil por hora, quiero bajar la velocidad, no quiero que el mundo me obligue a pisar el acelerador, no lo quiero hacer.
Puedo estar muy mal, o bien. Todo depende de la forma en que lo vean. Por el momento hay en mi un grito de “auxilio” que dice: Paren el mundo que me quiero bajar! O que alguien me ayude a que todo vaya más lento.
Dalal.
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